Nube imperecedera,
polvo en las camisas y los libros
polvo en las camisas y los libros
del balcón y las esquinas.
Un día volverás,
y mi fuerza cilíndrica te
hará de nuevo y te
envolveré desde tu matriz
hasta los
rojos
fugaces que te salpican
las vergüenzas y las mejillas.
Un suave viento enarbolado y las
aves grises,
y todo el mundo girando
de impaciencia.
y mi fuerza cilíndrica te
hará de nuevo y te
envolveré desde tu matriz
hasta los
rojos
fugaces que te salpican
las vergüenzas y las mejillas.
Un suave viento enarbolado y las
aves grises,
y todo el mundo girando
de impaciencia.
El pañuelo es un mundo, verás.
Cerradas las búsquedas,
habrás de tornar a lo que amistosamente
nunca debiste violentar.
Se caen las flores,
los maceteros, tus senos
y mi voz, que susurra como
siempre tres palabras que siguen intactas.
Cerradas las búsquedas,
habrás de tornar a lo que amistosamente
nunca debiste violentar.
Se caen las flores,
los maceteros, tus senos
y mi voz, que susurra como
siempre tres palabras que siguen intactas.
Si el pañuelo es el mundo, usted verá como tornan los anhelos a su vida amigo mio.
El poema se vuelve críptico en la medida que se adentra en lo personal, en eso queda a medio camino. Por el contrario sus imágenes, ya tan masticadas por los que le leemos a diario, no dejan de ser bellas y poderosas.