Como aviones sobre cabezas sucias, sobre mentes ruidosas, más ruidosas que los mismos aviones, más sucias que los mismos aviones. Como cabezas bajo aviones negros, bajo sangrientos hombres, más sangrientos que las mismas cabezas, más negras que las mismas cabezas.
Y pensar que esos aviones son pájaros podridos, son pájaros sin plumas, y pensar que nuestras mentes son de muchos colores, tienen plumas y vida, y vuelan, más lejos que los aviones, más lejos que los pájaros.
Ser pobre, ser un deshumanizado, un experimento de nuestros dioses, no es completa casualidad, nacimos en resistencia, y moriremos en ella. Entonces nuestra mente
resiste, y resiste lejos, resiste en el sueño, en el mundo del allá, en ese lugar que amamos, de noche o de día, en la utopía.
Entonces el metal, la frialdad del no-humano es lo cercano, es lo domesticado, lejano a nuestro intento de vivir, lejano a la altiva desobediencia.
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Este blog está muy bonito (el texto idem)
es que los lumitantes somos lindos.