Buried Alive in the Blues

La muerte va cabalgando sobre mí y yo avanzo media muerta. Las miradas parecen todas destinar mi suerte y mientras camino, lo hago bajo sospecha. Me dieron la baja desde que nací: quisieron verme crecer perfecta tal como la enredadera que sigue el camino del sol, pero no se podía, cuando germiné no me dieron a luz, me dieron a la sombra y al frío. A partir de ello, cada error me oscureció y fueron de a poco abriendo la tierra. Mis pesadillas también me acomodaron al sueño eterno y me dictan la condena: tendré que vivir la muerte por provocarla con mi vida. Soy la oscuridad y todos los niños y niñas le temen. Soy la osamenta y temerán clavarse con mis huesos al abrazarme. Soy el error oscuro, la culpa, la soledad, la desconfianza, el miedo y la desdicha. Me sepultan y algunos lloran mi esencia pero me lanzan piedras hacia el fondo para que no me devuelva a fingir latidos; abro los ojos y los puñados de tierra me siguen negando el albor. Desconfían de mí, hasta de mi muerte. Soy la persona horrible que un día apagó la luz y que sembró el pánico y que aunque se arrepintiese, jamás podrá volver a encenderla, porque el castigo conllevó la cortadura de manos, el encierro, el temblor de piernas, el miedo a usar el esqueleto para acercarse a la existencia otra vez. Pero naciste para la muerte. Y a pesar de todo, siempre, siempre quise estar viva con ustedes.