Yo,
que quisiera hablar más de la vida
que de la mía
(o que de las mías,
porque les ha dado un afán extraño
por ir cambiando de cuentos que contarme cuando la voz se agota)
Yo que quisiera verter los ojos
en otros andamios
y relatar las gotas
que pudiesen caer de las pupilas varias.
Yo, que me hubiera escondido
en las ventanas del árbol
que da a las sangres, soy la que nunca
hubiera soltado sus manecillas.
Yo, quizás tú, no sé,
había observado lo que se
me vino olvidando esta noche
y, así, habría querido unos cuántos versos.
Habría andado por los parajes externos
y me hubiese detenido
en los dibujos de un niño pequeño,
tal vez en huertos con aventuras verdes,
o quien sabe,
los lápices son extraños a la hora
de los ritos,
acarician las palmas y las ciegan
para brotar en los callejones del reino.
Pero que más da:
aquí me tengo y me tienen
y me reflejan parada en las sombras
de los hombres, todas las exclusividades
que se nos hicieron en el origen
y la razón que nos acota...
yo, claro...
soy una perdida cosa entre todas las cosas,
vida frágil deseando ser
más plena sin presentes ni horizontes
cargados de mentiras.
Para hacer que mi cama sea la mía,
he de recorrer los caminos de los hombres,
he de descubrir las imágenes de los rostros
y las intimidades de las sábanas...
He de abrazar que aquí en mi almohada,
-el papel impensado-
los bailes oscuros de la noche reposada
juegan un sueño que congela en las brasas
y se tornan luz que se revela
al escribir en las miradas
y callar en las palabras.
Un soplo corre ligero.
He de entender simplemente
que ser yo no es más
que ser uno
y que ser uno
es lo necesario
para construir el todos.Este poema fue leído en el programa "Cuerdas al Aire" de la radio Contacto 103.9 FM. Agradecemos la ayuda y la buena onda.
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